A pesar del nuevo doblete de Mercedes al que nos tiene acostumbrados este año, hoy hemos presenciado una de las carreras más bonitas de los últimos años y nos ha dejado emociones de todos los colores; batallas espectaculares, duelos cuerpo a cuerpo e incidentes que darán mucho que hablar.
La salida ha sido limpia, pero nos ha dejado unas primeras vueltas de infarto a cargo de los dos Mercedes. Hamilton había cedido la pole a su compañero por culpa de un error en su primera vuelta de clasificación de la ronda final del sábado y el ansia por hacerse con la victoria en su casa, le ha llevado a realizar una actuación espectacular en las primeras vueltas, sin desmerecer la defensa que ha realizado Bottas, que tras verse adelantado por el inglés, ha sido capaz de deshacer la maniobra para volver a recuperar la primera posición.
Pero la batalla por excelencia la han protagonizado los mismos que pelearon por la victoria en Austria. Está claro que estos dos jóvenes pilotos son el futuro de la F1. Durante veinte vueltas han mantenido un mano a mano increíble y no podría decirse cuál de los dos tiene más mérito. Es verdad que Max tenía las de ganar porque se veía beneficiado por el uso de DRS en las dos zonas permitidas del circuito, pero el hambre que demuestra este piloto está fuera del alcance de los demás. El adelantamiento llegó, pero tuvo que ser en boxes, cuando ambos coches pararon al mismo tiempo para cambiar sus gomas. Salieron emparejados, con el coche de la bebida energética un metro por delante del cavallino. Ahora el que tenía que atacar era el monegasco y lo hizo, vaya si lo hizo. No era tan agresivo, pero sí más limpio, más eficaz, porque el lance no se hizo esperar tanto. En la primera oportunidad que tuvo, se echó encima del holandés y acabó pasándole. A partir de ahí, nos dejaron lo mejor. Max lo intentó por todos los lados. Durante las siguientes vueltas dio la sensación que Leclerc se vería superado por el holandés en cualquier momento, sin embargo el joven monegasco parecía tener ojos para ver lo que sucedía por detrás y una tras otra abortaba las ocasiones de Max.
Y la batalla que nos estaban dando estos dos pilotos hubiera seguido así toda la carrera de no ser por el safety car que apareció como consecuencia de una salida de pista de Giovinacci. Nadie se acordaba de los dos Mercedes, pero esta circunstancia favorecía a Hamilton, que aún yendo por delante, todavía tenia que parar a cambiar gomas. Lo hizo aprovechando la entrada del coche de seguridad en pista, por lo que el cambio de gomas le salía mas barato y volvía a pista definitivamente por delante de su compañero. Y aquí llegó el descalabro para Leclerc. Los de Red Bull llamaron a Max para un segundo cambio de gomas. El monegasco, al ir por delante, perdió la opción y los de Ferrari solo pudieron llamar a Vettel en esa vuelta. Era evidente que el cambio bajo coche de seguridad, era más barato y acabaron llamando a Leclerc en la siguiente vuelta, aunque eso le dejara por detrás de los dos Red Bull. Con los coches agrupados, volverían las oportunidades, pensaron los de Maranello.
Otro de los beneficiados por el coche de seguridad, fue Carlos Sainz, que cuando se relanzó la carrera ocupaba la séptima posición, justo por detrás del monegasco. Hamilton, Bottas, Vettel, Gasly, Verstappen, Leclerc, Sainz, Ricciardo,… era el orden en ese momento.
Leclerc tenia muy bien aprendida la lección de Austria, yo diría que todavía la tenía en su retina y sabiendo que aquella maniobra no fue sancionada y sí juzgada como un lance de carrera, le devolvió una maniobra casi calcada a su joven rival. Fue por dentro, como la de Max en Austria, le achuchó hacia fuera, como sucedió en Austria, e incluso le toco y le echó fuera de la pista como sucedió allí. La diferencia es que Max no levantó el pie y salió paralelo, acabando por mantenerse delante del monegasco. Gasly acabó dejando pasar a su compañero, o al menos así pareció a los ojos de los espectadores y desde ese momento se ocupo de parar al de Ferrari. Leclerc pasó a Gasly en una maniobra perfecta, pero para cuando lo hizo, Max ya había llegado a Vettel y estaba dispuesto a zampárselo a la primera de cambio. Así lo hizo, pero Vettel vio la oportunidad de devolverle el adelantamiento por dentro y soltó los frenos. Max cerró la puerta y alemán se lo llevó por delante en una maniobra por la que, mas tarde, pediría disculpas. El incidente dejó a Max en la quinta posición, después de sacar el coche de la puzolana y otra vez por detrás de su compañero, pero con el coche tocado y sin posibilidades de lanzar un ataque final. Vettel lo pagó más caro y el cambio de su morro le relegó a las ultimas posiciones de la parrilla.
Y para redondear esta carrera de la que nos acordaremos por mucho tiempo, la guinda la puso Carlos Sainz, que fue capaz de mantener a Ricciardo como lo hizo Alonso con Schumacher en Imola durante trece vueltas. El australiano con DRS y el español ocupando los espacios y saliendo siempre con mejor tracción que su contrincante, fue capaz de cruzar la linea de meta en sexta posición cuando salía decimotercero.
Esta es la F1 que queremos y sin duda los dos protagonistas de hoy nos darán estas alegrías en muchas mas ocasiones. Enhorabuena
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