Max Verstappen dominó la última carrera celebrada en el circuito de Sepang batiendo a Lewis Hamilton en pista a las pocas curvas de dar comienzo la prueba. A partir de ese momento mantuvo al inglés a una distancia cómoda hasta que cayó la bandera a cuadros.
Hamilton aumentó su ventaja sobre Vettel al verse obligado este a salir desde la última posición de la parrilla como consecuencia del cambio de su unidad de recuperación de energía; aunque el piloto alemán pudo acabar cuarto y presionando al tercer clasificado, Daniel Ricciardo.
Sin embargo, en un final muy extraño e inusual, Vettel chocó con el Williams de Lance Stroll en la vuelta de desaceleración. El impacto arrancó la rueda trasera izquierda del Ferrari y terminó con el alemán en medio de la pista, lo que obligó a este a coger el “taxi” de Pascal Wehrlein llevándose su volante con él.
Martin Brundle lo describió como "una de las cosas más extrañas que he visto" y sospecha que el daño puede obligar a Vettel a sustituir la caja de cambios para el GP del próximo fin de semana, lo que desencadenaría una nueva penalización en la parrilla.
A pesar de que Vettel pudo, finalmente, minimizar daños, los de Maranello vivieron otro fin de semana para olvidar. Al problema del alemán en el inicio de la clasificación del sábado, sumaron el abandono de Kimi Raikkonen, al que tuvieron que retirarle el coche desde la mismísima línea de formación en la parrilla de salida por problema con la presión del turbo. Sin duda el finlandés, que salía desde la segunda posición de la “grille”, hubiera tenido mucho que decir en este gran premio, a la vista del ritmo demostrado por su compañero durante las vueltas que duró la carrera.
Si Max Verstappen merece las glorias de este gran premio, no menos méritos tuvo Vandorme, que acabo en séptima posición después de marcar una carrera solida a bordo de su Mclaren, todavía con motor Honda.
Alonso solo pudo terminar undécimo y Carlos Sainz tuvo que meter el coche al garaje una vez transcurridas las dos terceras partes de la prueba.
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