“Aquí, nadie va a ganar el mundial, pero alguno lo puede perder. Esperemos no ser nosotros”, es lo declaraba Fernando ante las cámaras uno vez que hubo colocado el coche en la parrilla de salida.
El banderazo de salida se dió con la carrera lanzada detrás del coche de seguridad con diez minutos de retraso. Tres vueltas más tarde, el director de carrera enseño la bandera roja, para detenerla debido a las pésimas condiciones de la pista. “Jamás he rodado sobre un asfalto tan resbaladizo”, decía Fernando por radio a su equipo.
Fue a partir de ese momento, cuando la tensión aumentó esperando como y de qué manera se produciría el primer incidente. Este no se hizo esperar y dos vueltas más tarde Webber pisó levemente con su trasero fuera de la pista. El coche descontrolado, primero dio en el muro derecho y salió disparado contra el muro contario. Ahí se acabó su carrera y la de Rosberg que no pudo evitarlo.
El coche de seguridad, gran protagonista del GP, tuvo que volver a salir y también lo hizo tras el accidente de Buemi en la vuelta 31. Con todo de cara Vettel y Alonso entran a cambiar neumáticos a intermedios, pero un pequeño incidente en el box de Ferrari, retrasa la salida del español y le hace perder la posición frente a Hamilton. No duró mucho esa situación, pues al final de recta, Hamilton se pasa de frenada y Alonso aprovecha para recuperar la segunda plaza.
Tuvo razón Fernando al decir que, alguno podía perder aquí el campeonato. En dos hechos aislados, los dos Red Bull quedaron fuera y Fernando acabó pasando primero por la bandera a cuadros, poniendo veinticinco puntos de ventaja sobre el alemán y enjugando los catorce de ventaja que le llevaba el australiano.
A falta de dos carreras, Alonso lidera el mundial con once puntos de ventaja sobre Webber y veintiuno sobre Hamilton. Si acaba primero en Brasil y Webber queda cuarto, se proclamará campeón. Habrá que esperar y cruzar los dedos
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