Me quiero poner en la piel de Alonso, pensar lo que piensa, sentir lo que siente, sufrir lo que sufre y quiero saber lo que pasa por su cabeza desde el mismo jueves que acude a cada circuito, desde su primera sesión de libres del viernes, desde que aborda el sábado la difícil tarea de colocar su coche al menos en la Q2. Me quiero poner en su piel cuando está colocado en la parrilla el domingo pensando como hacer para ganar aunque solo sea una posición una vez que se lanza la carrera.
Este fin de semana corría en Japón, en la casa de Honda, delante de miles de seguidores, de entre los mas fieles y apasionados; no es de extrañar la frustración que sintiera cuando coches y pilotos que no están a su altura consiguieron pasarle de manera irremediable.
En la salida ganó tres posiciones, debido sin duda al toque que tuvieron Perez, Ricciardo y Massa en la primera curva y se colocó en noveno lugar, formando parte del trenecito que se monta durante la primera vuelta. A su estela, Sainz, Ericsson, Button, Nasser, Verstappen y los Manor. Pronto Huldenberg empezó a poner distancia con el español y Sainz en la vuelta cinco logró superarle. En la siguiente vuelta, Ericsson y cuatro vueltas mas tarde Nasser.
Fue ahí cuando Alonso le dijo por radio a su equipo que se sentía a bordo de un GP2. El hecho de que Alonso hiciera ese comentario no debería de extrañar a nadie y no debería levantar ampollas en el seno de su equipo. Es la cruda realidad. Pero no se trata de un reproche, sino de una constatación de lo cierto. Hay mucho trabajo por hacer y la obligación del piloto es la de trasmitir sensaciones. El que la radio estuviera pinchada en ese momento, es solo una circunstancia que no desvirtúa la realidad. Ron Denis no tiene porque enfadarse. Todo el mundo conoce la precaria situación del motor Honda. Fernando no ha descubierto la luna y sin embargo arremeten contra él como si hubiera sufrido una apoplegía, una perdida de conocimiento súbita.
Me quiero poner en la piel de Alonso y pensar que está en un gran equipo, pensar que han partido desde cero y con muchísimo trabajo por delante y pensar que poco a poco, carrera a carrera el coche ira mejorando. Así lo hace saber cada vez que se le pregunta, no sin cierta maldad, por su discutida decisión de acercarse de nuevo a McLaren. Nadie puede dudar de la ambición de Fernando, de su trabajo, de su compromiso con un equipo del que conoce muy bien sus pasados éxitos y con el que quiere renovar un nuevo titulo de pilotos.