Mercedes la pifia en Mónaco

Lewis Hamilton ya había anunciado su intención de no perdonar esta vez y llevarse un triunfo que ansiaba como nadie, pero un fallo en la estrategia, dio al traste con la consistente carrera que hasta ese momento estaba realizando el inglés, en el circuito del glamour y las estrellas, Monaco.

Hamilton, que salía primero, pronto empezó a distanciarse del grupo perseguidor. Después de cinco vueltas ya estaba a 2,3 segundos por delante de Nico Rosberg diferencia que seguiría acumulando hasta que en la vuelta 63 tenía casi 20 segundos sobre sus dos perseguidores, pues Vettel siempre se mantuvo a escasa distancia de su compatriota durante las vueltas transcurridas.

Sin embargo, en Mónaco, siempre estamos con la opción de producir un drama y muy a menudo en las últimas vueltas. Fue así que en el giro 64 Verstappen se estrelló en Santa Debota, y obligó a la salida del safety car.

Hamilton limito su velocidad tal y como se requiere. Sus perseguidores hicieron lo mismo. Cuando Rosberg cruzó la línea de meta, estaba a mas de 25 segundos detrás de Hamilton. En un abrir y cerrar de ojos, a Hamilton lo llamaron a boxes para un cambio de gomas final incomprensible y, de pronto, se encontró tercero y vejado en lo más profundo de su prestigio.

Hubo confusión y hay que aclararlo. Primero se iluminaron los carteles del coche de seguridad virtual, una neutralización puesta en marcha este año para casos de accidentes en los que la pista no está invadida. Fue una de las consecuencias del impacto fatal de Jules Bianchi en Suzuka el año pasado y trata de ralentizar los coches con un ritmo muy pausado para que no se repitan situaciones como aquella.

Pero el coche de Verstappen había quedado incrustado bajo las protecciones sintéticas, denominadas TecPro, y había que sacar al asfalto maquinaria y hombres para liberar el monoplaza de ese cepo plástico. Por eso dirección de carrera optó por hacer salir, casi de inmediato, el coche de seguridad real, el Mercedes GTS conducido por el incombustible Bernd Mayländer.

En Mercedes no debieron enterarse del cambio y los estrategas harían las cuentas de que, respetando el tiempo delta (tipo) obligatorio que a los pilotos les aparece en la pantalla, nadie podía inquietar a Lewis. No se dieron cuenta que con el coche de seguridad real las cuentas no salían. Van más rápido y Hamilton al salir se encontró que había perdido dos posiciones.

La razón oficial se excusa en que los neumáticos blandos (los ¨prime¨ en Mónaco) estaban deteriorados y desde el muro temían que con la baja velocidad tras el coche de seguridad cayeran de temperatura de forma crítica. De esa forma quedaría expuesto a un adelantamiento, dice la peregrina teoría, ante coches con idénticos compuestos y con las mismas vueltas a cuestas. Incluso Hamilton, con una cara hasta el suelo, intentó defender el discurso interno sin demasiada fe. Por dentro le llevaban los demonios.

El podio fue todo un contraste de alegrías contenidas para Rosberg y Vettel, casi excusándose por el inesperado regalo, y la seriedad profunda y taciturna de Lewis, que apenas levantó el trofeo de tercer clasificado, aturdido como estaba.

Con solo 10 puntos de diferencia entre los dos pilotos de las flechas plateadas, no se puede negar que hay mundial, pero a costa de un alto precio.

inspirado en: motorsport.com

Montmeló. Las mejoras les dieron la espalda

Un fin de semana más para la frustración entre los seguidores de McLaren-Honda y mas concretamente de Fernando Alonso. Se habían anunciado muchas mejoras para este Gran Premio que podían hacer pensar en la posibilidad de poder estar en la Q3 de la clasificación del sábado; incluso el equipo había renovado los colores de sus monoplazas para esta ocasión en las que se las prometían tan felices, pero Alonso solo pudo clasificar decimotercero, justo por delante de su compañero y a nueve décimas del corte; mucho tiempo para poder aspirar a algo en carrera. Parece que se han arreglado, en cierta medida, los problemas en la unidad de potencia, pero ahora se antojan en el comportamiento general del coche que se mostraba un tanto inestable y ambos pilotos se quejaron, en repetidas ocasiones, de subviraje y de falta de agarre en el tren trasero.

La jornada del domingo vino a confirmar las expectativas y eso a pesar de que el español levantara los ánimos cuando descubrió su estrategia a dos paradas que le podían colocar en los puntos al termino de la jornada. Sin embargo ocho vueltas después de dicho cambio, aviso por radio acerca de problemas en sus frenos por lo que el equipo le mandó entrar a boxes para revisarlos y fue ahí donde acabo la carrera del asturiano. Los problemas eran reales y Fernando no pudo detener el coche en la linea llegando a provocar un cierto desconcierto entre los mecánicos e incluso poniendo en peligro la integridad del que se encarga de levantar el coche de la parte delantera; el mecánico pudo retirarse a tiempo y el gato salir despedido a consecuencia del golpe. A esas alturas de carrera, su compañero Button era decimoséptimo, solo por delante de los dos Manor-Marussia; no parece por tanto que las novedades hubieran dado resultado en el caso del inglés.

Es verdad que ya no están a cuatro segundos de la cabeza, es verdad que han mejorado mucho el coche si pensamos donde estaba al inicio de temporada, pero también es verdad que ahora es cuando empieza el trabajo serio del equipo y no solo del motorista. Veremos a ver como se desenvuelven los de Woking de aquí a las próximas carreras,

La carrera se la llevó Nico Rosberg que se mostró muy consistente a lo largo de todo el fin de semana. Hamilton perdió la segunda plaza en la salida con Sebastian Vettel, pero su estrategia a tres paradas acabo devolviéndole su posición y dejando al alemán a casi treinta segundos detrás suyo. Los Mercedes siguen siendo los mas fuertes y los Ferrari los únicos que podrían plantarles cara en caso de poder recortar esa diferencia en las próximas carreras.