Insisto, el binomio austro-alemán tiene guardado un secreto que puede ser que algún día descubramos. La superioridad mostrada durante todo el fin de semana y por ende en la carrera, es, a todas luces, difícil de entender. Ya el sábado se les escapó su exceso de confianza en una demostración incomprensible y durante la carrera hubo dos momentos grabados en la memoria de técnicos y aficionados marcados por el estupor y el asombro. Por un lado el marcaje estrecho del equipo a su piloto, cuando después de coger un gap de seis segundos en las primerísimas vueltas, le advertían para mantener la distancia ante la posibilidad de un safety car en pista. Por otro, cuando después de la retirada del esperado safety, fue capaz de poner más de dos segundos de diferencia por vuelta con sus inmediatos perseguidores. Objetivo, obtener la suficiente distancia con Fernando para cambiar sus gomas por última vez y salir delante de él o de cualquiera que pretendiera acercarse a sus dominios.
Alonso hizo lo máximo de lo que se podía hacer cuando saliendo séptimo, logró colocarse tercero solo por detrás de Vettel y Rosberg que habían ocupado la primera línea. El resto de la carrera lo hicieron piloto y equipo, pues la decisión de entrar a cambiar sus “seminuevos” superblandos por los medios para rodar con ellos hasta el final de la carrera, acabó dando sus frutos.
El safety arrimó a Vettel a los demás y Fernando que seguía rodando tercero, salió quinto cuando cambio sus gomas. Por delante Vettel, Rosberg, Webber y Hamlton tendrían que entrar a cambiarlas no más tarde de diez vueltas después. Y así ocurrió. Alonso se puso segundo y con él los que siguieron su estrategia. Fernando tendría que rodas más de treinta vueltas con esas gomas y ahí estaba su trabajo; hacerlo de manera que le permitieran llegar con ellas hasta la bandera a cuadros.
Un enorme Raikkonen, acabó ocupando el tercer cajón después de salir desde la decimotercera plaza de la parrilla. Unos dolores fuertes en la espalda le impidieron clasificar mejor, pero en carrera sin acordarse de ellos acabo uno tras otro, con todo el que se puso a su alcance.